Una princesa de Marte - Edgar Rice Burroughs

Cuando mi brazo descansó por un instante sobre ella sentí que se estremecían todas las fibras de mi ser de un modo que ningún contacto con otro mortal había suscitado jamás. Me pareció que ella se había apoyado en mí suavemente, pero no podía estar seguro de ello. Solamente supe que cuando mi brazo se posó allí, sobre sus hombros, un instante más del tiempo necesario para colocarle las sedas, no se alejó ni habló Así, en silencio, caminamos sobre la superficie de un mundo que se moría, pero en el corazón de uno de los dos, al menos, había nacido lo que a pesar de ser siempre lo más antiguo es nuevo.
Me había enamorado de Dejah Thoris. El contacto de mi brazo con sus hombros desnudos me había hablado con palabras que no podían engañarme, y supe que
la había amado desde el primer momento en que sus ojos y los míos se habían encontrado en la plaza de la ciudad muerta de Korad.
Una princesa de Marte - Edgar Rice Burroughs

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