Los pilares de los reyes

LOS PILARES DE LOS REYES: ESTUDIO SOBRE LA CONSTRUCCION DE LOS ARGONATH


Siempre ha sido complicado resaltar la mejor cualidad del profesor Tolkien: su capacidad
narrativa, filológica, poética o, incluso, el desarrollo de pueblos enteros sobre un eje
cronológico. La evolución de las lenguas le llevó a escribir su obra y, ligado a ésta, un folklore
cultural y una idiosincrasia propia para cada uno de los reinos que imaginaba.
Uno de los pueblos más relevantes y cuya destreza llegó a perdurar durante la Tercera Edad es
al que los elfos grises llaman los Dúnedain, el pueblo de Númenor, reyes entre los hombres.
Según nos cuenta el Akallabeth (La sepultada, en adunáico), fueron maestros artífices que
prefirieron, por sobre todas las artes, la fabricación de barcos y la marinería.

Sin embargo, durante el desarrollo de la trama de El señor de los anillos no encontramos
barcos de guerra o pesca númenóreanos, sino un legado en forma de construcciones:
arquitecturas titánicas que rivalizan directamente con aquellas hechas con el poder del anillo.
El legado de Númenor y la descendencia gondoriana que queda en la Tercera Edad representa
el declive de la raza de los hombres: un pueblo que durante la Segunda Edad alcanzó su cenit
cultural, pero del que, agonizante, fue perdiéndose como si de ruinas griegas se tratase.
El objetivo de este artículo es el de realizar un estudio sobre uno de los paisajes constructivos
más importantes que desarrolla Tolkien en su obra: los Argonath; de los que comprobaremos
si, con los medios que tenían, podían ser construcciones viables a través de la comparación de
estos titanes con arquitecturas reales del mundo entero sin realizar un estudio pormenorizado
ni entrar en aspectos estructurales o tediosos números.

Tal y como se nos cuenta en los apéndices sabemos que los Argonath fueron construidos hacia
el año 1248 de la TE del Sol​ por orden del rey Rómendacil II de Gondor​ frente a Nen Hithoel,
para marcar el punto en que el Gran Río limitaba antiguamente el norte del reino, y por donde
la compañía del anillo pasaría con sus barcas en el año 3019 de la TE (1.771 años después de su
construcción según la cronometría de la Edad del Sol).

Frodo miraba hacia adelante y de pronto vio dos rocas que se acercaban desde lejos:
parecían dos grandes pináculos o pilares de piedra. Altas, verticales, amenazadoras, se
erguían a ambos lados del río. Una estrecha abertura apareció entre ellas, y el río
arrastró hacia allí las barcas.
—¡Mirad los Argonath, los Pilares de los Reyes! —gritó Aragorn—. Los cruzaremos
pronto. ¡Mantened las barcas en fila y tan apartadas como sea posible! ¡Siempre por el
medio de la corriente!

El río grande en La Comunidad del Anillo


Dos construcciones de carácter monolítico a ambos lados de la cuenca de un gran río, una
inmensa construcción que delimita las fronteras del antiguo reino de Gondor: vigías,
disuasores y heraldos que con silenciosa declamación cantan los límites del reino que podrían
recordarnos, en nuestro mundo, al antiguo Coloso de Rodas en Grecia.
El Coloso de Rodas era una gran estatua del dios griego Helios realizada por el escultor Cares
de Lindos en la isla de Rodas (Grecia) en 292 a. C. y destruida por un terremoto en 226 a. C.,
apenas duró en pie 70 años y es considerada una de las Siete maravillas del mundo antiguo.
Supuestamente, el Coloso medía unos 32 metros de altura y tenía cada pierna apoyada sobre
los extremos del puerto, de manera que todos los barcos debían pasar obligatoriamente por
debajo. Se sustentaba por una base de mármol blanco de 40 codos (15 m de altura). La
estructura se erigió por fases con planchas de bronce reforzadas sobre un armazón de hierro y
piedra. Dicho bronce procedía de una fuente inusual: se decidió fabricar con las armas de los invasores vencidos junto con una gigantesca torre de asedio enemiga capturada de unos nueve
pisos de altura que sirvió de andamiaje al proyecto.

Durante muchos años se creyó que la estatua había sido erigida con una pierna apoyada en
cada parte del muelle de Rodas como aparece en algunas ilustraciones. Sin embargo, la
realidad es muy diferente: la primera razón, y más importante, si hubiera sido erigida así se
habría hundido por su propio peso; y, segundo, para su construcción tendrían que haber
cerrado un muelle de gran importancia militar durante varios años, siendo vulnerables a los
ataques por mar. La hipótesis actual más probable es que la escultura hubiera sido construida
en la acrópolis de Rodas con vistas al puerto.

Frodo, arrastrado por las aguas, sintió que las dos torres se adelantaban a recibirlo.
Eran unas formas gigantescas, vastas figuras grises, mudas pero peligrosas. En seguida
vio que los pilares eran en verdad unas tallas enormes, que el arte y los antiguos
poderes habían trabajado en ellos y que a pesar de los soles y las lluvias de años
olvidados todavía seguían siendo unas poderosas imágenes.

En este párrafo radica la clave, «[…] El arte y los antiguos poderes […]». Tolkien no era
escultor ni arquitecto, pero era un magnífico narrador y comprendía muy bien la coherencia en
los mundos mágicos (su visión del arte secundario). La sensación crepuscular y melancólica que
hay en su narración de la Tierra Media permite al lector volcar la imaginación y crear una
arquitectura de fantasía, algo fundamental para la construcción de mundos.

La magia como parte de la creación es un término que utiliza la ambigüedad para rellenar un
hueco que podría no sustentarse de forma coherente. Permite que su arquitectura
permanezca inalterable frente a los castigos del tiempo. Tolkien ingeniosamente lo utiliza, no
solo con los Argonath, también con la torre de Orthanc —y su indestructible roca negra de
origen númenúreano—, los cimientos de Barad-Dûr —ligados al poder del anillo— o las
murallas de Minas Tirith —inmutables e imperecederas en el tiempo—.

[…] Sobre unos grandes pedestales apoyados en el fondo de las aguas se levantaban
dos grandes reyes de piedra: los ojos velados bajo unas cejas hendidas aún miraban
ceñudamente al norte. Los dos adelantaban la mano izquierda, mostrando la palma en
un ademán de advertencia: en la mano derecha tenían una hacha y sobre la cabeza
llevaban un casco y una corona desmoronados. Aún daban impresión de poder y
majestad, guardianes silenciosos de un reino desaparecido hacía tiempo.

Sendas esculturas se encuentran sobre grandes plataformas de piedra apoyadas directamente
sobre el fondo marino —Algo que, estructuralmente, es fundamental para el reparto de cargas
y que probablemente imaginó gracias a la herencia visual de las esculturas grecolatinas—;
pero a su vez, imagina unas efigies con un gran inconveniente constructivo: la asimetría de las
mismas. El hecho de que tengan el brazo derecho levantado genera muchos quebraderos de
cabeza, incluso para los escultores de hoy en día.
Repasando diferentes ilustraciones puede decirse que la solución más realista, sin que rompa
el toque crepuscular y mágico que nos transmite la narración de Tolkien, es la ilustración de
John Howe, que el equipo neozelandés de Weta utilizó como base para el desarrollo de las
esculturas en las películas de Peter Jackson.

De hecho, e independientemente del resto de la película, los proyectos de Argonath
planteados por este equipo de diseñadores son los más aceptables. A día de hoy, son los
únicos que han intentado construirlos, por lo menos a escala. Tallas de unos 100 metros de
altura (más de 25 pisos) cuyas ¾ partes están esculpidas sobre la propia roca de los acantilados
y la parte superior está levantada con bloques de piedra y extensas mangas que llegan casi a la
altura de los pies. Para ello hicieron lo que bautizaron como Big-Atures o Maxituras:
recreaciones de porexpan de varios metros de altura para maximizar el detalle.
Encontramos algo similar, en la construcción colosal de la escultura más antigua que se
conserva: el Buda de Leshan. El Gran Buda de Leshan es la estatua esculpida en piedra de Buda más alta del mundo construida durante la dinastía Tang en el Siglo VIII. Está tallada en un acantilado que se encuentra en las confluencias de los ríos Min Jiang, Dadu y Qingyi, en la parte sur de la
provincia china de Sichuan, cerca de la ciudad de Leshan. La escultura está frente al monte
Emei y el agua del río corre por los pies de Buda.
La talla es una escultura monolítica y simétrica esculpida sobre la propia roca con más de 1300
años de antigüedad, representa a un Buda Maitreya con las manos apoyadas sobre las rodillas
y tiene una altura de 71 metros; los hombros miden 28 metros de ancho y el más pequeño de
los dedos del pie es lo suficientemente grande como para que se pueda sentar en él una
persona.

Con los recursos constructivos de los que disponía la dinastía Tang en el siglo VIII, el Rey
Romendacil II de Gondor hubiese tenido los medios necesarios para tallar a Isildur y Anarión
sobre la roca hasta la altura del pecho.
El primer gran inconveniente aparece al intentar alzar a más de 25 metros de altura los sillares
(grandes bloques de piedra) o placas para completar el resto de las tallas. El mejor ejemplo es
la obra de ingeniería del mundo antiguo más importante que se conoce: la Gran Pirámide de
Keops en Egipto.
La construcción de la Gran Pirámide, a día de hoy, sigue siendo un misterio. Tiene cerca de 146
metros de altura y está constituida por bloques de piedra caliza y granítica de hasta 40
toneladas. Existen cientos de teorías, a cada cual más rocambolesca, sobre su construcción,
pero hablaremos de la teoría de las rampas (la aceptada mayoritariamente) que es la que nos
ayudaría para el diseño de los Argonath.

Para que nos hagamos una idea de lo que puede costar mover un bloque de 40 toneladas sin
los medios mecánicos actuales, en la tumba de Dyehutyhotep, de la dinastía XII, hay una
representación de 172 hombres que arrastran sobre troncos un trineo con una estatua de
caliza de 60 toneladas.
Para la fabricación de andamios tradicionales o rampas se da como válido una parte de cada
diez para su inclinación; es decir, si la Gran Pirámide tiene cerca de 140 m de altura,
necesitaremos una rampa de 1400 m de longitud, siendo está de una inclinación de 6°. A día
de hoy, aunque esta teoría es estándar para la explicación de la construcción de las pirámides,
sigue siendo desechada dado que las propias rampas habrían supuesto una obra de ingeniería
mucho más compleja y espectacular que la propia pirámide.
Para el caso que nos atañe, los Argonath, estamos hablando de levantar los bloques de piedra
a una altura de 25 m (recordad que estamos construyendo sobre los torsos esculpidos en la
montaña), lo que supondría rampas de unos 250 m. Se puede considerar arquitectónicamente
viable y la IV dinastía del antiguo imperio de Egipto lo podría haber conseguido.
Tolkien comparó al antiguo imperio de Egipto con Númenor y su descendencia gondoriana en
la siguiente carta:

Los Númenóreanos de Gondor eran orgullosos, peculiares y arcaicos, y creo que la
mejor manera de tener una imagen de ellos es (digamos) en términos egipcios. En
muchos aspectos parecían «egipcios»: el amor por lo gigantesco y lo macizo, y la
capacidad de construirlo. Y por su gran interés en los antepasados y las tumbas.

Carta 211 a Rhona Beare



Lo que lo convierte en irrealizable a nivel de arte primario es la asimetría particular de la
escultura.

[…]Los dos adelantaban la mano izquierda, mostrando la palma en un ademán de
advertencia […]

Desde el punto de vista de la compañía, que navega por el Ánduin dirección sur, la escultura de
su derecha podría apoyar su mano izquierda (la que tiene alzada) sobre la propia colina,
facilitando el reparto del peso y evitando su desmoronamiento; pero no existe, para la
escultura de la izquierda, posibilidad de alzar una mano, construida con bloques (o placas) de
varias toneladas y sobre el propio vacío. Estamos antes un diseño arquitectónicamente
imposible, incluso para la ingeniería moderna.
Aun así, en los diseños realizados por el equipo de Weta, notamos como inteligentemente, han
vestido a las esculturas con largas túnicas que cuelgan anchamente a la altura de las muñecas permitiendo la ubicación de una estructura interna de sustentación. Dejando lo imposible solo
en improbable.
Los gondorianos descendientes de Númenor eran grandes artífices y constructores. Los
mejores entre todos los Edáin obsequiados con dones mayores que la del resto de hombres,
con eso y con un poco de ayuda mágica, al final, todo es posible.

Frodo se volvió y vio a Trancos, y sin embargo no era Trancos, pues el curtido
Montaraz ya no estaba allí. En la popa venía sentado Aragorn hijo de Arathorn,
orgulloso y erguido, guiando la barca con hábiles golpes de pala: se había echado atrás
la capucha, los cabellos negros le flotaban al viento, y tenía una luz en los ojos: un rey
que vuelve del exilio.
—¡No temas! —repitió— Durante muchos años anhelé contemplar las imágenes de
Isildur y Anarion, mis señores de otro tiempo. A la sombra de estos señores, Elessar,
Piedra de Elfo, hijo de Arathorn de la casa de Valandil hijo de Isildur, heredero de
Elendil, ¡no tiene nada que temer!



BILIOGRAFÍA

 J.R.R Tolkien  – El Señor de los Anillos, La comunidad del Anillo (diferentes ediciones)
 T. Shippey  – El camino a la tierra media , 2002, Ed. Planeta Deagostini
 H. Carpenter  – Cartas de Tolkien, 2002, Ed. Planeta Deagostini
 Filon de Bizancio  –  Limenopoeica (λιμενοποιικά), sobre la construcción de puertos,
Siglo II aC.
 Alejandro Ricart Cabus (Sociedad Catalana de Egiptología) – Las Pirámides de Egipto: la
técnica oculta : estudio y nueva teoría sobre la construcción de las grandes pirámides
de Egipto, 2003.
 Ficha UNESCO (United Nations Educational Scientific and cultural organization  –
 Paisaje panorámico del Monte Emei y Gran Buda de Leshan
 Weta Workshop – The argonath (The pillars of the kings), The Lord of the Rings: The
Fellowship of the Ring (Peter Jackson), 2002.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El caballero verde

ARTISTA Y ÉTICA. Un acercamiento a la deontología del artista.

Trilogía de los tres cuerpos y La redención del tiempo